Utilizar tarjetas de emociones
Para los más pequeños o para los niños que tienen dificultades de comunicación, las tarjetas de emociones son una herramienta muy útil para poner en palabras lo que sienten. De hecho, les permiten mostrar de manera rápida y sencilla cómo se sienten, sin necesidad de explicar verbalmente su estado emocional.
Además de ser realmente útiles para desarrollar la inteligencia emocional de tu hijo, también son una excelente actividad para realizar juntos. Después de todo, ¿por qué no decidir tomarse el tiempo para crear vuestras propias tarjetas de emociones?
De esta manera, tu hijo se sentirá mucho más inclinado a utilizar las tarjetas de emociones cuando llegue el momento. Anímale a elegir las emociones que quiere representar en las tarjetas, a dibujarlas y a hablar sobre ellas durante todo el proceso de creación.
El consejo de Pimagix: Para acostumbrar a tu hijo a usar las tarjetas de emociones, conviértelo en un ritual diario. Por ejemplo, durante el desayuno, ¡pregúntale cómo está su "clima interior" para el día! Una vez que el ritual esté establecido, pronto adoptará el hábito de usar sus tarjetas de emociones.
Encontrar juntos una manera de gestionar las emociones fuertes
Un método muy eficaz para desarrollar la inteligencia emocional de tu hijo es incluirlo en este proceso. Después de todo, ¡seguramente es el primero en sufrir momentos de estrés, miedo, incomprensión de sus propios sentimientos!
Así, la próxima vez que tu hijo se sienta abrumado por la tristeza, la ira, la incomprensión o cualquier emoción particularmente difícil de manejar, háblalo con él. Luego, construyan juntos su propio método de gestión de emociones.
Este método será necesariamente diferente para cada niño. Algunos necesitarán hacer ejercicio para liberar la tensión, otros preferirán un momento de calma. También puede ser importante elegir un lugar de la casa que esté dedicado a la gestión de sus grandes emociones: podría ser su habitación o la sala de juegos. En esta habitación, tu hijo tendrá el derecho de gestionar sus emociones como acordaron juntos según su método de gestión, ¡pero no en otras partes de la casa!
Esto le enseñará a gestionar sus emociones sin esconderlas, pero a regularlas mejor.
Hablar sobre las emociones de sus amigos (para aprender a reconocer mejor las propias)
Para ayudar a tu hijo a poner en palabras las emociones que siente o a reconocer cómo se expresan ciertas emociones, puedes hacerle preguntas sobre sus amigos.
Por ejemplo, si te cuenta una historia que sucedió en la escuela, hazle preguntas como:
- ¿Y qué sintió tu amigo?
- ¿Y tú, cómo crees que habrías reaccionado en su lugar?
- ¿Piensas que tu amiga estaba triste/enojada/asustada?
- ¿Por qué crees que tu amigo reaccionó de esa manera?
Además de ayudarle a desarrollar su inteligencia emocional, este pequeño ejercicio mostrará que te interesa lo que te cuenta y le entrenará para desarrollar su empatía, lo cual también forma parte de una buena inteligencia emocional.
Enseñarle a equilibrar sus emociones
Para cada emoción negativa que tu hijo pueda sentir, siempre existe una emoción positiva que la contrarreste. Enséñale, a medida que exprese sus emociones, a reconocer las emociones positivas que podrían equilibrar su estado emocional del momento.
Por ejemplo, si se siente estresado, la emoción positiva sería sentirse sereno, tranquilo. Enséñale a reconocer las emociones positivas y, sobre todo, qué acciones puede realizar de inmediato para que sienta esa emoción positiva lo antes posible.
Para calmarse después de un episodio fuerte de estrés, puedes proponerle un tiempo de calma de 15 minutos, o una pequeña meditación guiada para hacer juntos. También puedes ofrecerle uno de nuestros Magami, para ayudarle a desarrollar aún más la gestión de sus emociones.
Hacerle preguntas que lleven a la reflexión
Cuando tu hijo te cuente sobre su día en la escuela o te hable de su último juego, no dudes en hacerle preguntas que lo lleven a reflexionar sobre su propia inteligencia emocional. Es el mismo tipo de preguntas que le haces sobre las emociones de sus amigos… pero esta vez, sobre las suyas propias.
Este ejercicio puede ser un poco más complicado, ya que es más fácil hablar de los demás que de uno mismo, ¡incluso para tu hijo! Sugiérele usar sus tarjetas de emociones para ayudarle a identificar y comunicar las emociones que ha sentido durante su día en la escuela. Con el tiempo, ¡esto se volverá instintivo!
El consejo de Pimagix: Trata en la medida de lo posible de no proponer tus propias emociones. De hecho, podría interpretarlo como "la respuesta a adoptar". Evita frases como "yo me habría sentido así" o "a mí me habría gustado sentir esta emoción en ese momento".
La inteligencia emocional se desarrolla a lo largo de toda la vida, pero unas bases sólidas se forjan desde la infancia. ¡Incluso puede convertirse en un juego divertido para hacer en familia, y que forjará el carácter de tu hijo!