Nuestros consejos para acompañar a tu hijo a gestionar mejor la crisis de la adolescencia
Establecer un respeto mutuo
Durante la adolescencia, tu autoridad como padre o madre será desafiada. No habrá nada peor que responder a este desafío con aún más autoridad: en la medida de lo posible, evita imponer una relación jerárquica entre tú y tu adolescente. Si deseas instaurar un respeto mutuo, es importante que empieces a considerar a tu adolescente como tu igual.
Aunque esto pueda asustarte, establecer un respeto mutuo no significa que pierdas tu autoridad. Como padre, sigues guiando a tu hijo y manteniendo las reglas de tu hogar.
Sin embargo, si tu adolescente percibe que siempre intentas tener el control sobre él, continuará desafiándote y querrá imponer su propia visión de las cosas. Para evitar entrar en un círculo vicioso, demuestra a tu hijo que confías en él y que lo respetas. Esto permitirá, con el tiempo, crear una relación basada en el respeto recíproco y la confianza mutua.
Encontrar un punto de entendimiento
Si tu hijo está a punto de entrar en la adolescencia, pronto descubrirás la importancia del compromiso: ¡el "no" ya no será una opción! Durante la adolescencia, tu hijo se dará cuenta de que sus opiniones y elecciones pueden diferir de las tuyas, y por lo tanto, también querrá imponer sus decisiones en lugar de seguir siempre tu consejo.
El compromiso será tu mejor solución para evitar disputas constantes, crear un ambiente más tranquilo y mantener la comunicación abierta.
Por ejemplo, si tu adolescente intenta negociar su hora de llegada a casa, no te mantengas inflexible. Intenta comprender sus argumentos y propón una solución intermedia: puede regresar media hora o una hora más tarde, siempre y cuando te envíe un mensaje cuando esté de camino a casa, por ejemplo.
Encontrar un punto de entendimiento le mostrará a tu adolescente que confías en él/ella y que estás dispuesto/a a ceder, siempre que él/ella también haga un esfuerzo en tu dirección.
Respetar su intimidad
Tu hijo… ya no es un niño. Y aunque el desorden en su habitación te exaspere al máximo, su creciente necesidad de intimidad debe ser respetada. Puede ser difícil dejar ir este control, especialmente cuando tu adolescente expresa esta necesidad de privacidad casi de un día para otro. Sin embargo, es fundamental escuchar sus demandas y respetarlas.
De hecho, al mostrar comprensión y respeto, le demuestras a tu adolescente que ya lo consideras como un adulto. Además, esto es un buen ejercicio para que aprenda sobre responsabilidades. Si ya no desea que entres en su habitación, entonces acéptalo, haciéndole entender que ahora es responsable de su espacio: ordenar, limpiar y organizar. ¡Y no dudes en recordárselo si es necesario!
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Ser coherente
No hay nada más contraproducente que castigar o reprender a tu adolescente por algo y luego hacer lo mismo frente a él. Ya sea el tiempo que pasa en su teléfono o lo que quiere comer para la merienda, ¡mantén coherencia entre lo que dices y lo que haces!
Si no lo haces, perderás credibilidad ante tu hijo. Además, podría sentir una sensación de injusticia, que suele estar más marcada durante la adolescencia, y esto puede llevar a que no quiera seguir tus indicaciones en el futuro.
La adolescencia es una etapa complicada en la que la obediencia y las normas de convivencia se cuestionan constantemente. Por lo tanto, es fundamental que te mantengas firme al imponer reglas claras, pero que también sean justas y coherentes con lo que tú mismo aplicas en tu día a día.